El portador de luz. Esto es lo que significa la palabra fósforo (P), el nuevo elemento químico protagonista de esta serie de artículos en conmemoración del 150º aniversario de la creación de la tabla periódica. El nombre no es casual. Se trata de un elemento muy reactivo y que se oxida espontáneamente en contacto con el oxígeno atmosférico, emitiendo luz. En su honor, a las sustancias que brillan en la oscuridad sin emitir calor se las llama fosforescentes.
Los compuestos de fósforo intervienen en funciones vitales para los seres vivos (se estima que el 1% de nuestro peso es fósforo), por lo que está considerado como un elemento químico esencial. También se ha convertido en esencial para la industria, siendo su principal uso como fertilizante: cerca de tres cuartas partes del fósforo total (en todas sus formas químicas) se emplean en Estados Unidos como fertilizantes.
Una de las aplicaciones más importantes del fósforo es como nutriente en alimentos, y se usa también como agente de limpieza para ablandar el agua o en revestimientos para superficies metálicas. También lo encontramos en productos tan variados como detergentes, fósforos de seguridad, pasta de dientes, pesticidas, plásticos, pirotecnia, cerillas o lámparas. “Se ha convertido en un imprescindible para la industria mundial y es difícilmente substituible, sobre todo como fertilizante”, explica Laura Mosquera, Product Manager del Grupo Barcelonesa.
Según Mosquera, “los compuestos comerciales más importantes son el ácido fosfórico y sus sales, llamadas fosfatos”. Barcelonesa comercializa ácido fosfórico en diferentes concentraciones, que es empleado como ingrediente de bebidas (como la Coca-cola), y en el tratamiento de superficies metálicas (los productos BD ELECTRODAL y BD BRIAL, así como el DECAP NP-1, son mezclas ácidas para el abrillantado del aluminio o del acero inoxidable), mientras que los fosfatos se utilizan como ablandadores de agua, texturizantes alimentarios y fertilizantes. En su cartera de productos, el Grupo Barcelonesa también cuenta con ácido polifosfórico. Este se utiliza como catalizador en el proceso SPA (acrónimo del Ácido fosfórico sólido inglés) para la producción de cumeno.
En cuanto los fosfatos o sales, Barcelonesa dispone de los cuatro tipos existentes: sódicos, cálcicos, amónicos y potásicos. Los sódicos se utilizan sobre todo en la industria alimentaria, pero también en determinados fármacos o en productos de limpieza. Los cálcicos se usan principalmente en alimentación. Los amónicos sirven básicamente como fertilizantes de cultivos. Finalmente, los potásicos se emplean como aditivos alimentarios, aunque también se usan como fertilizante y en aplicaciones farmacéuticas.
El fósforo necesario para todos estos usos proviene, en su mayoría, de la apatita, un mineral que forma parte de las rocas fosfatadas. Existen importantes yacimientos de apatita en varios países del mundo, como Marruecos, Rusia o Estados Unidos.