Hasta el siglo XIX, los cosméticos que se usaban en todas las casas eran de origen natural.
Lo habitual era que cada mujer se hiciese en la cocina de su casa sus propios remedios destinados a mejorar la salud y la higiene de los suyos, además de para lucir más bella, utilizando productos naturales, que podía encontrar fácilmente.
Pero la Revolución Industrial provocó que algunas empresas empezasen a satisfacer a nivel industrial las necesidades cosméticas de la población mediante la química aplicada a la fabricación de productos cosméticos. Y además comenzaron a hacerlo con más calidad que los “potingues” obtenidos por las amas de casa.
Muy pronto, las grandes empresas de cosmética se hicieron con el mercado, gracias a las soluciones industriales de carácter sintético que podían comercializar en grandes cantidades y con calidades homogéneas.
Sin embargo, pese al evidente beneficio de la cosmética química, desde los años sesenta del siglo pasado, se viene escuchando una cantinela que parece estar calando en la sociedad actual: los cosméticos naturales son mejores que los sintetizados por la industria química.
En este artículo te explicamos que esta creencia es infundada, ya que los cosméticos sintéticos de origen químico son tan saludables y beneficiosos como los naturales.
Sigue leyendo si quieres ver derribado uno de los mitos más asentados en las creencias populares.
La falacia de lo ‘bio’ o natural
Como vas a ver en este post, el argumento de que los productos naturales son mejores o más sanos que los de origen químico carece de fundamentos racionales.
De hecho, sustancias como el cianuro o la ricina (por no hablar de plantas como la Atropa belladonna u hongos como la Amanita phalloides) son tan tóxicas que pueden causar la muerte, a pesar de ser completamente naturales.
Esto forma parte de la conocida como “apelación a la naturaleza” que pretende hacer creer que todos los productos de origen natural son buenos para la salud, mientras que los productos artificiales —o de origen químico— son malos o perjudiciales.
En el mundo de la cosmética, este debate sesgado ha sido llevado al extremo por algunos grupos interesados que propugnan que solo los cosméticos fabricados con productos naturales son buenos para la salud.
Además, añaden que los cosméticos fabricados con productos químicos como los conservantes tipo parabenos o los sulfatos son peligrosos y pueden provocar graves daños en la salud.
Esto se conoce como la “falacia de lo natural” porque un cosmético no es bueno o malo simplemente porque esté compuesto de productos naturales.
El error se produce al crear esas dos categorías contrapuestas que provocan percepciones erróneas en los consumidores.
En el mercado existen cosméticos naturales o ecológicos buenos y malos, igual que también hay cosméticos sintéticos —de origen químico— buenos y malos.
Al final, hay que atender a la formulación de cada producto y no a su origen, para saber si es beneficioso para la salud.
Los cosméticos naturales también tienen algunas desventajas
Ya hemos visto que no podemos hablar de la supuesta bondad de los cosméticos “bio” o ecológicos simplemente por su origen natural.
Ahora entenderás mejor los motivos por los que es necesario usar la química en la fabricación de muchos cosméticos.
Y para que entiendas que la química es necesaria, vamos a ver primero cuáles son los principales inconvenientes que tienen los cosméticos naturales:
- La conservación de un cosmético natural es más complicada: Algunos de los productos cosméticos de origen natural, al carecer de conservantes químicos, pueden llegar a deteriorarse con rapidez, y su vida útil se puede ver afectada.
- Los conservantes naturales son más peligrosos: los conservantes aceptados en cosmética natural se utilizan en cantidades mayores que los conservantes químicos empleados en la cosmética tradicional. Además, en muchas ocasiones se deben realizar mezclas complejas para conseguir una estabilidad parecida.
- Los aceites esenciales pueden causar alergias: Los cosméticos naturales generalmente contienen un alto nivel de aceites esenciales, extractos botánicos y mezclas aromáticas. Los aceites esenciales utilizados para fabricar estos cosméticos pueden provocar alergias y reacciones adversas en muchas personas (se estima que aproximadamente 1-3% de la población Europea presenta síntomas de alergia de contacto a las fragancias, muchas de ellas proviniendo de fuentes naturales).
- Estos cosméticos son mucho más caros: en ocasiones es complicado encontrar un producto natural con las propiedades concretas requeridas para que cumpla una determinada función. En cambio, los costes de producción bajan mucho en caso de usar sustancias sintetizadas químicamente.
- Los ingredientes de los cosméticos naturales son menos eficaces que los químicos: los tensioactivos, por ejemplo, utilizados en los geles y champús naturales tienen menos poder limpiador que los sintéticos, aunque formen más espuma (uno de los errores más comunes es creer que una mayor cantidad de espuma va a tener un mayor poder limpiador).
- El aspecto y la textura de los cosméticos “bio” son menos atractivos: incluso en ocasiones pueden llegar a parecer desagradables no solo por su color o textura, sino también por su olor característico, a veces difícil de enmascarar. Este problema se produce frecuentemente en los cosméticos para pieles sensibles debido a que se limita el número de ingredientes y no se añaden perfumes.
La química es necesaria incluso para la cosmética natural
Ya hemos visto que los problemas de los cosméticos naturales descritos en el epígrafe anterior se pueden solucionar con facilidad gracias a la química.
Pero eso no es todo, ya que los efectos de algunos de los ingredientes naturales son bastante limitados, sobre todo si se comparan con sus homólogos sintéticos.
Para potenciar los efectos benéficos de determinadas sustancias naturales, en ocasiones se aíslan mediante procesos de síntesis química.
Y una vez aislados, se pueden utilizar en mayores concentraciones para potenciar los beneficios del ingrediente natural.
Aunque en ese caso ya no podríamos hablar de que ese ingrediente es natural, puesto que ha habido una intervención humana que ha utilizado un proceso químico para “mejorar” el producto natural.
Y lo más llamativo de todo esto es que, al contrario de lo que piensan los partidarios de lo natural, no produce perjuicios en la salud. De hecho algunas de las certificaciones de productos ecológicos para cosmética aceptan ingredientes derivados de materias primas naturales que han sido sometidas a algún proceso químico de mejora, como puede ser la esterificación.
Ahora que hemos dejado claro que la química ayuda a crear mejores productos cosméticos, vamos a terminar este post aclarando que la demanda por la cosmética natural está al alza debido a los cambios en el comportamiento de los consumidores y los estilos de vida, así como a los problemas medioambientales que hacen que la sostenibilidad, el abastecimiento ético y sus esquemas de etiquetado sean más relevantes.
Por esa razón, en el portfolio de productos de Grup Barcelonesa coexisten tanto los ingredientes de origen sintético como los de origen natural, que se complementan para lograr fórmulas de productos cosméticos eficaces, sostenibles y seguros.