No nos hemos de engañar: los aditivos alimentarios no tienen buena fama. Esta percepción es posiblemente fruto de años de abusos en su utilización, pero también de desinformación y desconocimiento sobre su naturaleza, dosificación, y estado de desarrollo e innovación tecnológica.
No hemos de obviar que, sin ellos, sería imposible acceder a muchos de los alimentos que disfrutamos hoy en día de manera habitual. Los ingredientes funcionales hacen que nuestra alimentación sea más fácil y variada, y cada vez más natural. Cierto es que hay una tendencia hacia el consumo de alimentos de proximidad, en la creencia de que no necesitan aditivos para su consumo seguro y saludable, pero ¿alguien piensa que la merluza del Cantábrico, el pulpo gallego, o el salmón salvaje de Alaska se capturan en el Mediterráneo?
La clave para que sean aceptados como componentes esenciales y saludables para la alimentación humana estriba en su desarrollo tecnológico, invirtiendo en la investigación de nuevas formulaciones para que cada vez sean más naturales, y personalizando las soluciones a cada caso en particular.
Porque hemos de tener en cuenta que un pulpo no es una sepia, ni una lubina es un bogavante, y cada uno de ellos requiere de un tratamiento diferente para llegar al cliente final en condiciones óptimas para su consumo. Las necesidades no son las mismas, por lo que no pueden estandarizarse las soluciones.
A los elaboradores de productos del pescado, precocinados, e incluso del sector cárnico, se les exige mejorar la calidad, apariencia y textura de sus productos a través de la utilización de ingredientes alimentarios naturales y saludables, sin merma del rendimiento de su producción.
En este caso, los principales países productores a nivel mundial se ubican en áreas de Asia, África y Centroamérica, y los tratamientos han de aplicarse antes de la congelación y transporte a los mercados de destino para que sean verdaderamente efectivos.
Para PH7, su integración en la división Foodtech de Barcelonesa le permite disponer de formulaciones y tecnología europea propias que pueden ser desarrolladas y aplicadas en origen, con todas las ventajas que conlleva, lo que le convierte en un auténtico experto en aditivos alimentarios específicos para el pescado.
Gracias al desarrollo tecnológico de los ingredientes funcionales, la realidad de hoy en día hace que estén ya muy lejos de la vieja percepción de poco saludables e incluso nocivos: sólo hace falta elegir el proveedor adecuado capaz de suministrar formulaciones personalizadas, naturales y saludables.
