El poliuretano convive contigo sin que tú te percates de su presencia.
Cada vez son más abundantes los elementos cotidianos que utilizan poliuretano, gracias a sus magníficas propiedades.
Las camas, los coches, los productos de limpieza, la ropa deportiva, los sofás, las neveras, las paredes y techos de tu casa, o los zapatos con los que sales a la calle llevan poliuretano,
Y como cualquier sustancia química que se aplica con frecuencia en el día a día es fuente de muchos bulos y mitos.
Al tratarse, además, de un material plástico, mucha gente asocia el poliuretano con la contaminación y el cambio climático.
En este artículo te vamos a mostrar cómo el uso del poliuretano contribuye a un mayor desarrollo sostenible, además de ser decisivo en la reducción de los efectos adversos del cambio climático.
¿Qué es el poliuretano?
El poliuretano es un material plástico que puede adquirir distintos formatos —rígidos o flexibles— en función de la aplicación industrial que se le pretenda dar.
Fue patentado en 1937 por el doctor Otto Bayer, que prestaba sus servicios en el laboratorio alemán IG Farven.
El propósito de este químico era obtener un material que pudiese sustituir al caucho, puesto que en ese contexto pre-bélico —anterior a la Segunda Guerra Mundial— su acceso al mismo era complicado.
El poliuretano, por tanto, es un polímero que se obtiene al combinar bases hidroxílicas con diisocianatos.
Para fabricar poliuretano hay que usar distintos polioles que generan una reacción de los diisocianatos.
El problema de los poliuretanos es que necesitan un agente expandente para su producción.
Hasta los años noventa, se usaban compuestos de tipo CFC con efectos muy negativos en la capa de ozono.
Por ese motivo, mucha gente piensa que los poliuretanos son perjudiciales para el medioambiente.
Algo totalmente alejado de la realidad, ya que los principales esfuerzos que llevamos a cabo en la industria química se encaminan a producir poliuretanos de un modo más sostenible.
¿Cómo disminuir el impacto medioambiental de los poliuretanos?
Ya hemos comentado que el poliuretano tiene una importancia decisiva en la vida cotidiana.
Los beneficios sociales, económicos y ecológicos producidos por estos materiales son destacables y numerosos. Muy por encima del impacto negativo que su uso y desarrollo pueda causar en el medio ambiente.
Vamos a ver cómo afecta al medioambiente el poliuretano, sobre todo en cuestiones como el agujero de la capa de ozono o el cambio climático.
El poliuretano y el agujero de la capa de ozono
A finales de los años 70, las mediciones indicaron un dato preocupante: el tamaño de la capa de ozono en la atmósfera terrestre —cuya misión es impedir que la luz ultravioleta atraviese la atmósfera y llegue a la superficie de la tierra— se estaba reduciendo anormalmente.
Los científicos constataron que se estaba produciendo un agujero en la capa de ozono, por culpa de las excesivas emisiones de gases como el CFC (que se empleaba no solo como agente expandente del poliuretano, sino también como refrigerante en neveras y equipos de aire acondicionado).
Aquello provocó una reacción mundial en los años ochenta por la que se limitó la utilización de CFC, llegando a prohibirse por completo su uso en el año 1996.
Entonces los gases CFC fueron sustituidos por los de tipo HFC como expandentes del poliuretano.
Su principal beneficio era que no dañaban la capa de ozono, aunque sí que tenían una cierta incidencia en el efecto invernadero.
Para minimizar el impacto en el medioambiente de este tipo de gases, desde entonces, las empresas químicas hemos desarrollado otros procedimientos químicos destinados a expandir el poliuretano sin causar daños a la capa de ozono ni agravar el efecto invernadero.
En concreto, en Grup Barcelonesa empleamos dos métodos distintos de máxima eficacia:
- Agentes expandentes en base gas: con gases de tipo HFO —cuya incidencia en el agujero de la capa de ozono es prácticamente nula— conseguimos además unas celdas en el poliuretano más cerradas. Gracias a eso, mejoramos su capacidad de aislamiento.
- Agua como agente expandente: para generar la reacción exotérmica que permite que el poliuretano se expanda, también usamos agua (una sustancia absolutamente inocua, por lo que su impacto medioambiental es cero). Grup Barcelonesa es una de las empresas abanderadas en esta nueva técnica, que permite una producción más sostenible del poliuretano.
El poliuretano contribuye a la disminución del cambio climático
Ya hemos visto que la producción de poliuretano podría haber tenido importantes repercusiones en la capa de ozono, si no se hubiesen prohibido sustancias como los compuestos CFC.
Pero, además del agujero en la capa de ozono, la humanidad tiene que hacer frente a otro gran reto: el cambio climático.
El calentamiento global producido por la excesiva emisión de gases de efecto invernadero es una realidad que nadie puede negar.
El sistema climático de la tierra se está calentando, con peligrosas consecuencias si no se toman medidas efectivas.
Para evitar que el problema se agrave, una de las premisas es disminuir el uso de combustibles fósiles como fuentes de energía (para transporte, generación eléctrica, calefacción doméstica…).
Por ese motivo, se están desarrollando nuevas formas de utilización de la energía de un modo más sostenible (coches eléctricos, calefacción mediante energías renovables, utilización más eficiente de los recursos actuales…).
Por lo que respecta a este tema, el poliuretano tiene una misión fundamental para reducir los efectos más adversos del cambio climático.
Si nos centramos en su aplicación más habitual como aislante térmico, podemos decir que una vivienda en la que se coloque el poliuretano como material aislante podrá mantener una temperatura más agradable reduciendo las pérdidas de calor.
De hecho, se estima que una vivienda aislada con poliuretano minimiza de tal forma las pérdidas de calor —y de frío en verano— que necesita un 30% menos de energía para mantener la misma temperatura que antes de la colocación del poliuretano en paredes y techos.
Por último, el poder aislante del poliuretano es tan elevado, que tampoco es necesario usar tanta cantidad de material como la que se aplica cuando se utilizan otros materiales.
Así, con una capa más fina es suficiente para obtener los mismos resultados.
Esto también permite reducir el impacto medioambiental de la fabricación, el almacenamiento y el transporte de cantidades mucho mayores.