Los polímeros entrecruzados (crosslinked), tipo resinas epoxi, se utilizan ampliamente en aplicaciones como pinturas, materiales compuestos de fibra de vidrio o carbono, y recubrimientos para evitar la corrosión o mejorar su adherencia. Normalmente estos materiales están expuestos a ambientes agresivos o a los rigores del clima, por lo que con el tiempo tienden a deteriorarse, generándose pequeñas fisuras que pueden acabar dañando gravemente la estructura principal.
Desde 2015 lleva investigándose una solución a este problema, y no hace mucho se presentó una resina flexible capaz de autorrepararse tras ser cortada con unas tijeras, simplemente juntando y presionando las partes separadas durante unos segundos.
Aunque parece magia, tiene truco: consiste en dispersar en la resina microcápsulas que contienen un líquido reactivo, y un catalizador para activar la reacción. Cuando se produce una pequeña grieta, las microcápsulas del entorno se rompen y el líquido reacciona con el catalizador formando una sustancia que rellena y sella la fisura.
Las oportunidades que proporciona este descubrimiento son enormes, inicialmente en aplicaciones menos exigentes como pinturas y recubrimientos, ya que no han de regenerarse propiedades mecánicas, extensibles en un futuro a aplicaciones mucho más exigentes en sectores como la automoción y la aeronáutica para la regeneración de materiales compuestos que forman parte de la estructura de aviones y vehículos, o incluso en la autorreparación de prótesis poliméricas y materiales textiles.
Un proyecto en el que también estamos trabajando en Grupo Barcelonesa es en el desarrollo de una fórmula para obtener hormigón autorreparable. El concepto es similar, consiste en introducir en el hormigón microcápsulas que contienen bacterias y lactato de calcio de forma que, cuando se produce una grieta, el agua que penetra en la misma reacciona con el contenido solidificándolo y rellenando la grieta.
Aunque todavía se encuentra en una fase incipiente y queda mucho por desarrollar, las posibilidades son formidables, sobre todo si, como en el caso del bio-hormigón, se dispersan las microcápsulas en resinas verdes, en las que se sustituye la epiclorhidrina por glicerina de origen vegetal, lo que permitirá la obtención de biomateriales autorreparables.